Un grupo de intrépidos escolapios, esta vez junto a sus compañeras sentimentales, se atrevieron a realizar una caminata por los montes de Agua García, concretamente por el poco conocido "sendero de los Guardianes Centenarios" en el monteverde, donde la exuberante vegetación de la laurisilva se entremezcla con los espectaculares viñátigos de más de cien años de edad y uno de ellos de más de mil años.
Aunque nos temíamos el calor, nuestro guía y secretario de Oro, Paulino, eligió el tiempo adecuado, -estuvo el día anterior haciendo un rezado indio para la lluvia-, con lo que la mayor parte del tiempo sufrimos las bendiciones de una lluvia fina que nos alegró y aligeró la caminata.
Durante la excursión vimos todo tipo de laurisilva, laureles, brezos, naranjos silvestres, sauce canario, barbuzano, follaos, y al final, la maravilla de los viñátigos y las cuevas del "vidrio". Nos enteramos de lo de las "ratas borrachas" que caen materialmente de los viñátigos al roer la savia que tiene propiedades alucinógenas. Más de un escolapio se quiso subir a chupar la savia pretextando sed, pero se impuso la cordura de los demás.
Finalmente, cuando se estaba empezando a producir algún conato de pánico por la longitud de la excursión, 6 kms., llegamos al Centro de Visitantes, cogimos los coches y nos adentramos en la choza "Las Rañas" en Bco. Las Lajas, donde se degustó un menú variado de aperitivos, ensalada, garbanzas y paella, convenientemente regado con un buen vino de Ribera.
La sorpresa apareció con la llegada del showman ukelelero Miguel G.Dalloz y Loli. Los tuvimos que ir a buscar porque ya están muy mayores y no sabían llegar al sitio del ágape, pero no nos importó porque trajo el ukelele y con éste instrumento y una guitarra hizo las delicias de los presentes enlazando una canción tras otra, todas por supuesto de los años 70, e incluso 60, si me apuran mucho.
Fruto de todo esto se generó una versión del "casachof" que se hará famosa, auguramos, y en el que las féminas presentes tuvieron gran protagonismo.
Esto no podía terminar aquí, así que Toni Acevedo, ya crecido después de varios vasos de caldo alcohólico, se atrevió a invitarnos a una visita a su Bodega "El Guincho" donde comercializa este vino junto con el "Acevedo". Visitamos la impresionante bodega, pateamos por las viñas y fuimos en tropel y por sorpresa a la casa-museo que tiene su hermana en El Socorro. Es algo digno de ver y podrán ver las fotos en el blog.
No podía terminar el día sin otra considerable sorpresa: la casa de Toni, o mejor dicho, el palacio de madera construido en lo alto del El Socorro con todo el exquisito gusto que se pueda uno imaginar. Una imagen vale más que mil palabras. Cuando vean las fotos lo entenderán los que no hayan ido. Rosa, su compañera, nos tenía preparado absolutamente a traición unos entrantes ibéricos, queso de Casar, un ajoblanco delicioso, huevos rellenos y un filo de carne con papilla y tremenda salsa. El postre de helado de turrón y bombón gigante hizo que más de uno, y, sobre todo, más de una, quisiera repetir a pesar de estar a dieta.
No podía faltar el vino "Acevedo" en la mesa, que fue degustado por casi todos los comensales. Hasta un enólogo que llevamos colado tuvo que admitir que el vino canario puede competir hoy en día con cualquier caldo de la Península.
Al final, el propio Toni tuvo que echarnos de su casa, pues algún aprovechado de los que hay en todas partes se quería quedar camuflado entre las paredes decoradas y pintadas o en la bodega de la casa.
