lunes, 31 de marzo de 2008

Y siguen las fotos

Miguel G. Dalloz me envía otra foto, en el colegio de abajo, que me da la impresión debe ser de 1962-1963, justo el curso en que hizimos el llamado Ingreso. Yo no aparezco en la foto pues en ese año dejé el colegio, pero sí que veo, entre los que distingo a primera vista, a los dos Migueles (Castro Gabarda con el babi y G.Dalloz, delante, vestido de calle) y a Sergio por allá arriba a la izquierda.

(Como de costumbre, sañalar la foto con el ratón para verla a tamaño máximo)

sábado, 29 de marzo de 2008

Cesta y Puntos

El amigo Miguel G. Dalloz me acaba de enviar estas curiosas fotos del famoso concurso televisivo de los años sesenta: Cesta y Puntos. En ellas, solo distingo a Miguel. A ver si alguien más se identifica.



Ahí va el comentario de Toni Acevedo:

Reconozco en la 1ª foto a Fernando Martín Alvarez junto a Miguel y el otro puede ser uno que no recuerdo de un curso superior al nuestro.

En la otra foto está Manolo Barrera Niebla al lado de Miguel y en la delantera el de la derecha, se me parece a un tal Agustín que jugaba al baloncesto y era de Las Palmas.


lunes, 17 de marzo de 2008

El despeñaperros

En estos dos últimos días se han enviado varios mensajes a la lista contando batallitas, con los curas como principales protagonistas. Para no liar demasiado la cosa, solo me he centrado en transcribir la alucinante historia del despeñaperros.

Al día 12 de mayo de 2008 añado esta magnífica composición de Jorge Hernández del Castillo.



Alfredo Santos

Con ánimo de polémica. El rinconcito del Despeñaperros.


Miguel Bencomo:

¡COÑO!QUE RECUERDO MAS CHUNGO.QUE DIOS MANTENGA EN EL CIELO AL PERRO Y AL ESPEJO(CURA),EN EL QUINTO INFIERNO. UN ABRAZO.

Víctor Martín

Dirección espiritual! Manda cojones! Pues sí, este es un rincón de malos recuerdos. Ahí pasábamos la censura los que hacíamos la revista del colegio. Teníamos que llevarle una copia del artículo que queríamos publicar y esperar el visto bueno. Poco después de que el hp del Espejo tirara por la ventana al perro, (Fuí testigo directo y me sentí muy culpable, porque yo fuí uno de los que llevó al chucho) tuve una amarga conversación en ese lugar con él. Lo llamé de todo y hasta intenté pegarle. Tenía asegurada la expulsión del colegio (otra vez) pero una conversación posterior con el Montenegro (pa variar) solucionó el tema. Eso y el escandalazo que se montó con lo del perro, que también ayudó, porque se intentó tapar el tema. Yo también espero y deseo que el tiparraco ese (me resisto a llamarlo cura) esté donde se merece. Todo esto, sin ánimo de polémica, oiga. Alfredo: Un abrazo!

Paulino Alonso Panero

Víctor, creo que deberías contar al completo esa historia del perro. Como amante de los animales, especialmente de los que no son humanos, me parece alucinante que alguien tire a un perro por la ventana.

Víctor Martín

Siguiendo la peticion de Paulino, y como hoy estoy de "abuelo-batallita", paso a contar la triste historia del pobre perro en cuestión para aquellos (pocos) que no la sepan.

El pobre animal tuvo la desgraciada idea de acercarse a nosotros en un recreo, no recuerdo quién estaba conmigo. Le estuvimos dando pedacitos de nuestros bocadillos y acariciándolo y claro, se encariñó con nosotros. Al terminar el recreo, subimos a clase y él subió con nosotros entre la risa de todo el mundo que no estaba acostumbrada a ver un chucho subiendo las escaleras hacia las clases. Nos metimos en la prefectura (un cuarto relativamente pequeño en el segundo piso, justo enfrente de las escaleras), y el pobre animal, claro, se metió con nosotros. Todo era divertido por lo insólito de la situación: un perro en prefectura!. Hasta que apareció de pronto el insigne Padre Espejo, director espiritual de los pequeños! Al ver al animal, nos preguntó, cabreado, qué hacía allí y de quién era. Cuando le dijimos lo que había pasado, sin mediar palabra y antes de que pudiéramos hacer nada por evitarlo, agarró al pobre perro y lo lanzó por la ventana!!! sin más. Desde un segundo piso! Por supuesto el perro se reventó contra el suelo y estuvo aullando un tiempo, antes de morir. Les aseguro que estuve con esos aullidos metidos en mi cabeza durante mucho tiempo. Éramos unos críos y aquello nos impactó muchísimo. A mí por lo menos, me tuvo jodido un buen tiempo.

Como dije, se montó un buen escándalo y hubo protestas de muchos padres. No sé si fué como consecuencia del lamentable episodio, pero al Despeñaperros, como lo bautizamos, lo quitaron primero de la direccion espiritual y luego fue destinado a un colegio de Sevilla.
Esta es la historia del pobre perro. Paulino, parece mentira, pero es real!!

Miguel G.Dalloz

Recuerdo ese horripilante suceso vagamente , creo que no vi la defenestración pues hubiera tenido tal impacto que estaria la imagen fresca en mi memoria....y como nos recuerda Víctor fue en la prefectura que estaba en el segundo piso frente a la escalera... y creo que la clase era al lado ... teniamos que haberlo desfenestrado detrás del perro...

José M. Izquierdo Prada

Hola a todos los píos:

Soy el perro que tiró por la ventana el "célebre" Padre Espejo. Tenía ganas de que alguien se acordara de mi trágico destino y hete aquí que, de repente, empiezan a circular por la red toda clase de mensajes recordando el triste suceso. Ahora estoy en el cielo y ya sabéis que por eso de la tecnología hasta los perros tenemos acceso a Internet. El caso es que yo sí que me acuerdo, como pueden imaginar Uds, de la historia. Algunos alumnos me mimaron ese día, me dieron de comer y me llevaron a un piso alto. No sé el número. Los perros no sabemos contar. Cuando apareció ese "diablo", aunque algunos lo llamaban "cura", con ira y una dosis extra de soberbia, sin pensárselo dos veces me tiró por la ventana. El resto de la historia no la cuento porque ya todos conocen lo que sufrí antes de morir.

Ahora estoy en el cielo, como ya les dije, y disfrutando del paraiso de los animales. De ese que llamaban Padre nunca quise saber nada más, ni siquiera pregunté a S. Pedro qué había sido de él. Lo más probable es que cuando ese elemento muera vaya derechito al infierno, a ese infierno que tanto pregonaba él en su rinconcito de "Guía Espiritual" a los pobres alumnos que lo sufrieron.

Pero lo que no puedo olvidar, porque lo oí desde el cielo, son los aullidos de venganza que le dedicaron durante meses y cada vez que podían en el salón de actos principalmente, los alumnos en recuerdo del incidente.

Un perro que perdona pero que no olvida ...