jueves, 4 de diciembre de 2008

LA ÚLTIMA CENA DE LOS ESCOLAPIOS DE 1953

Cena de los antguos alumnos de las Escuelas Pías en la Navidad de 2006

La noche del 27 de diciembre de 2006 acudí al kiosco Numancia siguiendo una tradición que algunos hemos practicado en Tenerife durante muchos años.
En esa ocasión estábamos invitados a cenar a la casa de Antonio Acevedo en Tegueste que nos quería agasajar personalmente en un gesto sin precedentes. En diciembre, las noches son frías y las sillas de aluminio de la terraza del Numancia no son muy acogedoras que digamos. Empezaron a aparecer los comensales, Javi Armas, Remi Recalde con su sempiterna guitarra, Juan Gutiérrez y finalmente, el sociata guimarero, su ilustrísma Don Rafael Yanes.
Ese día de 2006 solo acudimos cinco compañeros del curso. Hace solo dos años de aquello y en ese momento yo pensé que sería la última oportunidad en que vería juntos a los camaradas del colegio, de la echadura de 1969, en un acontecimiento así. Estuvimos esperando largo rato pero nadie más concurrió. Las cañas de cervezas se enfriaron hasta casi congelarse, si cabe.
Antonio Acevedo nos llamaba reiteradamente desde su casa para exigir que a pesar del desánimo acudiéramos los que estábamos. Finalmente emprendimos la marcha hacia Tegueste en varios coches aunque podríamos habernos desplazado todos juntos. Yo llevé el mío, porque probablemente tendría que volver a mi casa en Tacoronte en solitario. Hoy ya solo lo supongo porque estos recuerdos circunstanciales se olvidan con facilidad.
La casa de Toni en Tegueste es muy bonita con sus jardines bien cuidados. Está situada en lo alto de un pequeño promontorio desde el que seguramente se tiene una vista maravillosa durante el día: la iglesia del Socorro abajo con su campanario antiquísimo, la casa de su madre y detrás la ladera de Valle de Guerra con todas sus plantaciones de viñedos.
Pisando el mullido césped nos recibió nuestro anfitrión con gran cordialidad. Junto a él también estaba otro clásico del kiosco, Don Francisco Ruiz Oramas, el Francis, que prefirió esperarnos ya en el lugar de la cena. La verdad es que Toni nos tenía preparado un ágape bastante selecto con carne de secreto ibérico y champán francés.
El inefable Francis sometiéndonos a una prueba arriesgada

Francis nos hizo una demostración de sus habilidades como somelier abriendo las botellas con el golpe de un enorme cuchillo que decía era un método habitual que había aprendido en algún restaurante de postín. La verdad es que yo temí para mis adentros que tendría algún problema con el sistema, pero también nos reímos bastante entre chistes, las ocurrencias del señor Ruiz y las usuales anécdotas de los tiempos del colegio
También cantamos esas canciones que tanto hacen sonreír a nuestros hijos y que ya muy pocos conocen aparte de nosotros. Recuerdos de tardes de guateques y discos de vinilo, rayados de tantos préstamos y audiciones arrullando a aquellas niñas de la Pureza y la Asunción.
En un momento dado, Toni nos mostró una colección de CDs de grupos tan alucinantemente antiguos como Los Chalchaleros y Fronterizos. Cuando le pregunté como los había conseguido me contó una historia ocurrida en los confines de la tierra. Había encontrado una tienda en Ushuaia, en la Patagonia argentina, y con la emoción de reencontrar unos recuerdos sonoros de la juventud, los compró todos. Una excusa como otra cualquiera para volver a un pasado feliz.

La bahía de Ushuaia cerca del polo Sur

Cenamos en una cocina coqueta muy bien provista y con todas las puertas abiertas acompañados de un vecino amigo. En total éramos ocho personas y en aquel lugar el frío de Diciembre a las dos de la madrugada me hizo pensar que aquella sería seguramente la última cena a la que asistiríamos juntos los escolapios del Quisisana de la cosecha de 1953.

Javi Armas y Juan Gutíerrez, junto al amigo de Toni del que no recuerdo el nombre

Como han cambiado las cosas desde entonces. Es sorprendente el colectivo que se ha formado a través de Internet y el esfuerzo de Paulino Alonso. Este blog es una magnífica herramienta que ha hecho que nos hayamos vuelto a encontrar un grupo de compañeros cada vez más numeroso.
A partir de la aparición en las ondas telemáticas de Miguel Castro Gabarda a comienzos del verano de 2007, contactando con Toni Acevedo y una serie de correos posteriores enviados por la red, se ha ido construyendo una comunidad magnífica que nos ha devuelto a todos a una especie de infancia recuperada. Es increíble pero la lista de datos que atesora Paulino, se acerca ya a los ciento cincuenta nombres y, de una manera o de otra, siguen apareciendo compañeros que enseguida reconocemos Lo mejor de este asunto es que pasamos una parte sustancial de nuestras vidas juntos y no nos dimos cuenta hasta que nos fuimos lejos. Probablemente, es que algunas veces tuvimos unos enemigos fastidiosos en los que nos educaban, pero otras compartimos experiencias inolvidables que forman ya parte indeleble de nuestras historias personales.
También quisiera recordar a muchos compañeros que ya han muerto y a otros que no nombro de los que supuse se habían ido para siempre y que, asombrosamente, reaparecieron. Las cosas son así, Febles.

¡Que sea para bien y que no decaiga! ¡Hasta el 27 de Diciembre!

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE....